Como bien saben las personas alérgicas al
polen, los ambientes interiores no están libres de este tipo de partículas, tan
dañinas para su salud como molestas. El simple hecho de ventilar las estancias
del hogar, un gesto necesario para garantizar una mínima higiene, puede
representar para ellos toda una amenaza que desembocará en problemas de
rinitis, estornudos, lagrimeo, asma y otros síntomas típicos de las alergias.
Sin embargo, no es inevitable sufrir este
tipo de episodios. Gracias a la tecnología del ozono disponemos de instrumentos
más que suficientes para minimizarlos mediante el sistema más inocuo que
existe: su eliminación por destrucción de las partículas microscópicas,
haciéndolas desaparecer por completo sin generar residuos en absoluto.
Así, sin necesidad de utilizar
medicamentos o, en todo caso, sin haber de incrementar sus dosis, encontramos
una solución a nuestro alcance, tan asequible y fácil de aplicar como efectiva.
Sólo tendremos que conseguir un purificador de aire, que satisfaga nuestras
necesidades, para conseguir una gran diferencia en atmósferas y superficies de
toda la casa.
Del mismo modo, el uso de purificadores
de aire nos permitirá diseñar a la medida
el aire de nuestro hogar. Respiraremos un ambiente higienizado, libre de
partículas alergénicas en general, incluyendo no sólo el polen sino también el
polvo, los ácaros, mohos, esporas y toda clase de nocivas sustancias químicas
que puedan provocar reacciones en nuestro organismo.
Tanto si recurrimos a un ozonizador de
aire como si optamos por el purificador de aire (que incluye la tecnología del
ozono junto a otras de gran especialización) podremos llevar a cabo una
limpieza ambiental máxima.
Mientras el ozonizador nos brinda una
perfecta actuación con tratamientos cíclicos que actúan en forma de tratamiento
de choque, el purificador de aire funciona de forma más continua, permitiendo tanto un
uso manual como programado para ajustarse a las necesidades de cada momento.
Los resultados se verán reforzados en
ambos casos si tenemos en cuenta algunos consejos para minimizar la presencia
de polen en el hogar. Entre otros, se recomienda ventilar un máximo de un
cuarto de hora diarios y hacerlo en las horas de menos polen, así como
cambiarse de ropa cuando se entra en casa, sobre todo en los meses de más
polinización, especialmente la primavera.
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