La alergia a las gramíneas es la alergia a los pólenes más
cómun, no sólo por el amplio periodo de polinización que abarca, de varios
meses al año, sino también porque son muchas las plantas que la provocan.
Alisos, plátanos, distintas especies de cereales, arbustos
silvestres... Son tantos los focos que provocan estas alergias, que resulta
tremendamente habitual que nuestro hogar acabe presentando altos niveles de
polen o, en todo caso, suficientes como para desencadenar alergias a lo largo
del año.
La parte positiva de todo ello es que sus efectos pueden
minimizarse tomando una serie de medidas, tanto dentro como fuera de casa, si
bien han de llevarse a cabo de forma conjunta, para así conseguir mantener a
raya sus desagradables efectos. En algunos casos, llegan a empeorar la salud de
personas débiles o convalecientes o con el sistema inmunitario deprimido por
distintas razones.