La desinfección más eficaz y natural para
acabar con el mal aliento es el ozono, sin duda. No en vano, su aplicación
cosmética y terapéutica tienen una larga trayectoria, pues sus resultados han
sido científicamente probados en innumerables ocasiones.
El mal olor bucal, en concreto,
constituye una de las aplicaciones más celebradas del ozono, implementado
mediante la ozonización del agua para su uso en enjuagues bucales. De este
modo, simplemente hemos de realizar una serie de enjuagues de forma regular
para controlar este síntoma tan desagradable.
Lógicamente, el control del olor tiene un
efecto cosmético, es decir, sintomático, por lo que su eliminación definitiva
requiere de la consulta con el médico especialista para atajar el problema
desde la raíz. Aunque también es frecuente su uso en casos que no tienen
tratamiento o que, por cualquier otra razón, éste no se necesita por tratarse
de algo circunstancial.
Sea como fuere, de lo que no cabe duda es
de su eficacia para controlar el mal aliento, incluso en casos difìciles o, por
ejemplo, en personas fumadoras. Eso sí, siempre y cuando los enjuagues se
lleven a cabo de forma regular, a ser posible varias veces al día para obtener
los mejores resultados.
Hacer coincidir los enjuagues con el
momento de la limpieza dental es recomendable para asegurarnos esa necesaria
regularidad. Además, el agua ozonizada ayuda a higienizar la boca, la dentadura
postiza e igualmente a cicatrizar pequeñas heridas gracias a su natural efecto
antibiótico, incluyendo las intervenciones de cirugía dental.
Como es sabido, el agua ozonizada puede
ingerirse sin problemas, por lo que obtenemos un doble beneficio si además de
los enjuagues bebemos agua potable tratada con este gas natural, muy
beneficiosa para la salud.
Los generadores de ozono de agua son
perfectos para obtener el agua ozonizada que nos sirva para éste y otros muchos
fines. No en vano, la tecnología del
ozono es tremendamente versátil,
facilitándonos increíbles aplicaciones prácticas en el hogar, que van desde la
limpieza de todo tipo de superficies, hasta la purificación del agua o, por
supuesto, del mismo aire interior.