Lavar un pescado fresco, recién comprado, con agua ozonizada nos ayuda a una mejor conservación del alimento. Además, la limpieza y desinfección con ozono puede mejorar su aspecto, su sabor y eliminar olores molestos.
El ozono es un poderoso desinfectante que resulta inofensivo para la salud humana, preservando intactas las propiedades de los alimentos y acentuando las que le son propias. En el caso del pescado y de los mariscos, lavarlos con agua ozonizada vitaliza, mejora el producto y garantiza una seguridad alimentaria a la hora de consumirlo (también erradica el problema de la Salmonella y Listeria).
No sólo no deja residuos químicos sobre el producto ni en el agua de lavado sino que, además, el agua ozonizada elimina virus y bacterias con más eficacia que el cloro, tan sólo con un sencillo enjuague. Igualmente, un simple lavado basta para acabar con el indeseable olor a pescado que queda impregnado en las manos del cocinero.
Aunque sencillo, el proceso de lavado aumenta el brillo y coloración del pescado, eliminando las mucosidades externas, en caso de no haber sido ya eliminadas por el exportador o distribuidor. En concreto, la merluza lavada con ozono recobra su brillo, el rojo de sus agallas y la dureza de su piel. Otro ejemplo es el lirio, más gustoso tras ser lavado con ozono, o el congrio, que amplía su durabilidad durante dos semanas en perfecto estado.
En el ámbito doméstico, la ozonización del pescado también es una buena medida para mejorar la conservación del resto de productos refrigerados en el frigorífico. El poder germicida y desodorante del agua ozonizada evita la mezcla de olores entre alimentos, pudiendo reforzarse este efecto con la instalación de un pequeño ozonizador de nevera.
Los dispositivos adecuados para la ozonización del pescado son los llamados generadores de ozono. Los hay portátiles o de conexión eléctrica, en este último caso bifuncionales (para aire y agua) o únicamente de agua. Por último, no podemos olvidar el mini ozonizador adaptable al grifo, muy práctico para este uso. En todos los casos, el ozono actúa con total eficacia, ofreciendo una mejor desinfección que el cloro. La elección de un aparato u otro dependerá de las necesidades particulares de casa usuario para desinfectar alimentos.
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