Las instalaciones de aire acondicionado que ya tienen un
tiempo necesitan revisiones que garanticen la salubridad de su uso pues, aunque
nos parezca que están en perfecto estado, su interior acumula polución que debe
eliminarse de forma regular.
Por suerte, la tecnología del ozono es un método fácil y
seguro que nos proporciona un sinfín de ventajas, como su gran efectividad
frente a bacterias, virus, mohos y otras contaminaciones orgánicas, así como
inorgánicas, alérgenos y malos olores.
Aunque podemos guiarnos por el mal olor para iniciar un
tratamiento, lo recomendable es no esperarnos a que lleguen las pestilencias,
pues conviene actuar con antelación. Es decir, se aconseja establecer un
mantenimiento regular cada cierto tiempo, para así garantizar un funcionamiento
en perfectas condiciones que proteja la salud de toda la familia.
Un aire acondicionado higienizado con un ozonizador dejará de emitir olores molestos de forma instantánea, en su mayoría provocados
por el agua que recoge la bandeja de condensación que se encuentra detrás del
filtro. De este modo, gracias a la
inyección de ozono, el mayor desinfectante natural que existe, desencadenaremos
una acción oxidante conocida como ozonólisis, que destruirá la polución en cuestión de minutos.
Precisamente, es esta profunda higiene conseguida la que
erradica los olores asociados a la misma, siempre de forma inocua para las
personas y el entorno. No en vano, una vez se ha producido el proceso de
oxidación el ozono se descompone para convertirse en oxígeno, sin dejar
residuos de ningún tipo.
Los ozonizadores se han revelado como herramientas de máxima
eficacia en la eliminación de olores producidos por un mal funcionamiento y/o
por la proliferación de microoganismos y compuestos alergénicos en su interior,
sin olvidar los conductos de los equipos, donde normalmente se acumulan.
0 comentarios:
Publicar un comentario