Purificador
de aire invierno

En invierno, la calidad del aire que respiramos
en interiores tiene sus problemas específicos. Entre otras circunstancias,
existe un mayor riesgo de contraer gripes y otras enfermedades víricas
relacionadas con el frío, y el uso de las calefacciones también supone un
problema que debemos abordar.
El uso de un moderno purificador de aire, que
cuenta con distintas tecnologías especializadas en el tratamiento de atmósferas
se revela como la mejor solución a la hora de conseguir un resultado de alta
eficiencia sin dejar residuos ni efectos secundarios de ningún tipo.
Máxima eficiencia
del purificador de aire
Los purificadores de aire de última generación,
en efecto, son aparatos diseñados para lograr una eficacia máxima sin
representar un riesgo para la salud. A diferencia de lo que ocurre con desinfectantes
químicos o ambientadores absorbe olores de composición también sintética, la
actuación del purificador de aire no supone problema alguno para la salud de
las personas ni el entorno.
Muy al contrario, los purificadores son aparatos
que aplican sistemas de desodorización y desinfección totalmente inocuos, que
trabajan de forma coordinada. O, si lo preferimos, podemos realizar una
actuación selectiva de unas u otras tecnologías de forma manual o programada,
en función de las distintas necesidades.
Sea como fuere, el purificador nos proporciona
una actuación de alta eficiencia que brinda un aire interior a la carta, de
gran calidad. Gracias a tecnologías que realizan un filtrado del aire (filtros
Hepa, filtro de carbón activo y pre filtros) y también lo desinfectan (ozono,
oxidación foto-catalítica e iones) conseguimos un aire libre de polución
orgánica e inorgánica.
Bastará con un tratamiento regular que se ejecuta
de forma automatizada, para que el aire esté libre de problemas ambientales a
todos los niveles y en cualquier estación del año. De hecho, si un purificador
de aire se considera de máxima eficiencia es precisamente por su capacidad de
llevar a cabo tratamientos integrales.
La versatilidad, por lo tanto, es una de sus
principales ventajas, y ello incluye ofrecer respuestas a los problemas típicos
de casa estación. Centrándonos en la invernal, tal y como veremos en el
siguiente epígrafe, el purificador es una solución idónea para prevenir
inconvenientes propios de los meses de frío. Entre otros, las alergias propias
de esta época, prevenir contagios víricos, facilitar su curación e higienizar
al máximo la atmósfera interior. O, por ejemplo, el riesgo de proliferación de
microorganismos propio del uso de la calefacción.
Minimizaremos o evitaremos compuestos
alergénicos, virus, bacterias, hongos, esporas, elementos tóxicos presentes en
el aire, malos olores y electricidad estática. Incluso en las casas donde se
fuma, donde se cambian pañales o hay mascotas, pongamos por caso, se obtiene la
higiene ambiental que tanto necesitamos para una vida sana y confortable.
Una eficacia que además se complementa con un
diseño que logra una eficiencia energética gracias a un ínfimo gasto eléctrico.
A su vez, los purificadores de aire son unos equipos durables y fáciles de
utilizar, que tan solo requieren un mantenimiento mínimo y económico.
Calidad ambiental
en invierno
Durante todo el año, día a día, la familia al
completo podrá disfrutar de un aire de gran calidad, que dará gusto respirar. En
invierno, además de buscar el confort térmico, fundamental en esta época, se
hace necesario garantizar que el ambiente interior de nuestro hogar sea
saludable.
De hecho, el mismo uso de la calefacción puede
provocar un problema de calidad del aire. Cuando se utilizan calefactores de
aire o climatizadores de frío y calor (equipos de aire acondicionado) corremos
el riesgo de diseminar microorganismos perjudiciales para la salud. No en vano,
estos aparatos concentran en su interior bacterias que deben eliminarse
mediante limpiezas regulares, idealmente aplicando tratamientos de ozono que
desinfecten y desodoricen.
Sin embargo, estas medidas de mantenimiento
básico no siempre se realizan, con el consiguiente peligro de que la atmósfera se
llene de ciertas bacterias, hongos, etc. y desprenda olores desagradables.
Otros sistemas de calefacción como la chimenea,
las estufas de parafina o braseros implican una polución interior extra, por lo
que también requieren una purificación ambiental efectiva.
Por otra parte, la época invernal suele
acompañarse de problemas de salud asociados a las bajas temperaturas. Desde un
sistema inmunitario más débil, que debe hacer frente al frío al aumento de
enfermedades asociadas, principalmente víricas y alérgicas.
Los contagios víricos, así es, son mucho más
habituales. Coger resfriados, gripes y otras patologías típicas del invierno
significa tener que estar en casa curándonos, y en este aspecto los
purificadores de aire nos ayudan a agilizar esa curación, acortando la
convalecencia.
Además, en invierno las casas suelen estar muy concurridas.
Las bajas temperaturas no animan a salir. Todo lo contrario, permanecemos en
casa más tiempo, con lo que aumenta la contaminación intradomiciliaria. Ello se
traduce en un ambiente más enrarecido, así como en un mayor riesgo de
contagios.
El peligro del contacto con personas enfermas o
infectadas sin presentar síntomas también se reduce de forma significativa
mediante el uso de purificadores de aire. Del mismo modo, un aire puro ayudará
a respirar mejor a personas con problemas por alergias propias del invierno,
como la bronquitis alérgica o las alergias a los ácaros del polvo, que se
sufren de forma importante cuando se permanece en casa.
Igualmente, la higienización ambiental nos
ayudará a mantener a raya las humedades, un problema que suele intensificarse
cuando llueve. En invierno, además, al aumentar las humedades en paredes y
techos también lo hace la aparición de hongos, bacterias y pestilencias.
Los purificadores de aire nos ayudan a controlar
esas humedades y malos olores y microorganismos aparejados hasta que podamos
realizar las necesarias reformas. De no actuar, ya sea mediante una
desinfección regular o haciendo obras, corremos el riesgo de contraer
enfermedades que pueden llegar a ser graves.
Por otra parte, minimizar las humedades también
significa gastar menos en calefacción. En concreto, las viviendas con
filtraciones por humedades han de aumentar el consumo de la calefacción hasta
un 30 por ciento.
El frío, por otro lado, nos hace más reticentes a
la hora de ventilar las estancias de forma natural. Sin embargo, es importante
hacerlo. Bastarán unos minutos para que el aire interior se renueve, con la
ventaja de luego poder lograr una calidad ambiental óptima gracias al uso del
purificador de aire.
La actuación del purificador será providencial,
tanto para acabar con la contaminación intradomiciliaria apuntada como con la
contaminación específica del invierno, conocida como "winter-smog" o
smog sulfuroso. Sobre todo cuando bajan las temperaturas en zonas urbanas donde
el ambiente tiene altas concentraciones de dióxidos de azufre y nitrógeno.
Durante el invierno, por lo tanto, observamos una
mayor contaminación tanto exterior como interior, y en ambos casos se precisa
una solución que haga uso de distintas tecnologías de máxima eficacia en el
tratamiento ambiental.
El uso del purificador de aire, en combinación o
no con un sistema de calefacción, será idóneo para solucionar este tipo de
problemas de forma definitiva. Mediante una actuación regular que funciona de
forma automatizada, en suma, el purificador acabará con contaminación de todo
tipo y aportará un gran confort y bienestar ambiental en el hábitat doméstico.
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