2 de septiembre de 2015

Purificador de aire para proteger tu salud

A la hora de proteger tu salud en el hogar o en el espacio de trabajo, nada como hacerlo con un purificador de aire, una sabia decisión apoyada por un sinfín de motivos, y además sin inconvenientes de ningún tipo. No en vano, estos aparatos electrónicos de última generación consiguen una higiene ambiental profunda de un modo automatizado, con lo que mantener la calidad ambiental no dependerá de un esfuerzo extra.

Muy al contrario, disponer de un purificador de aire significa poder despreocuparse al respecto. Su complejidad interior (suma una serie de tecnologías punta especializadas en desinfección ambiental que trabajan de forma coordinada o por separado, según deseemos) contrasta con la facilidad de uso y con una programación y automatismo tremendamente prácticos.


La higiene ambiental lograda supone la práctica eliminación de malos olores de toda clase, microorganismos que pueden ser desde virus, bacterias, esporas, mohos u hongos hasta nocivas partículas químicas procedente de agresivos limpiadores domésticos, ambientadores, plásticos... Y, en fin, cualquier foco de infección, pestilencia o alérgenos que pueda atentar contra nuestra salud y la de toda la familia.

A su vez, los purificadores de aire equilibran la carga electrostática del ambiente interior, convirtiéndolo en un entorno saludable y confortable, en el que da gusto respirar. Lo consiguen gracias al trabajo conjunto de las diferentes tecnologías que incluye (filtros, rayos ultravioleta o el ozono) pero la actuación de la tecnología de los iones, un arma infalible para devolver a nuestro hábitat doméstico una sensación de frescura y pureza que los aparatos electrónicos (en especial las pantallas y el funcionamiento de otros electrodomésticos) es el arma principal para lograrlo.


Gracias a esta inyección de millones de iones negativos en la atmósfera se logra una sensación inigualable que nos invita a respirar hondo y, en suma, a respirar una atmósfera que huele a limpio, como si estuviéramos a la misma orilla del mar o respirando el aire puro de la montaña. Nuestra salud agradecerá tanto la sensación de bienestar como poder decir adiós a las dolencias y síntomas propios de las atmósferas enrarecidas, cargadas de iones positivos, responsables de la contaminación. 

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